El Modelo Fueguino: ¿celular importado o trucha originaria? – Por Abraham José (*)

Días atrás el ministro de Hacienda presentó el proyecto de Reforma Tributaria el cual contempla la eliminación de impuestos internos para productos electrónicos elaborados por la industria de Tierra del Fuego.

De inmediato las frases de ocasión atiborraron los medios de comunicación pues nuestra memoria corta aún registra que la eliminación del arancel de 35 por ciento para la importación de notebooks y tablets que el gobierno nacional implantó hace algunos meses ya cobró miles de víctimas (empleados despedidos) en nuestro castigado medio productivo. Ahora este último ajuste contemplaría “una quita de 17 por ciento en alícuotas nominales de impuestos internos para celulares, televisores, monitores, etc.”

El anuncio de esas disposiciones tributarias que apuntan a la industria fueguina forman parte de en un combo que propone, entre otras medidas, elevar los precios de las bebidas alcohólicas o gaseosas, a la vez que reduce las retenciones a la soja y disminuye la alícuota de ganancias e ingresos brutos para las empresas. Por supuesto que el paquete completo cumple con la consabida táctica gubernamental de ser lo suficientemente difuso en sus objetivos y abarcar tan diversos frentes al mismo tiempo, como para distraer eficazmente al pueblo. Perdón, un poco más cool, a los ciudadanos, vecinos o usuarios, interesados en informarse para desentrañar los anuncios. Es sabido que los ilusionistas buscan que pongamos atención en detalles nimios mientras ellos ejecutan el truco por otro lado.

La justificación del ministro Dujovne es la de siempre: “Los precios de los productos electrónicos tienen que ser más parecidos a los de otros países del mundo”- dijo. Sin embargo, una rápida verificación y comparación analítica del precio actual de notebooks y tablets (reitero, productos afectados por una similar medida anterior) desarma la patraña del ministro y demuestra que su inocente declaración contiene un doble engaño: los precios de los productos no bajaron al tiempo que aumentó la desocupación.

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Hace exactamente un año, lanzábamos desde la UTN Tierra del Fuego el Foro Permanente para la Industria Fueguina, un ámbito de debate que sumó hasta ahora a lo largo de seis jornadas, el aporte profesional, técnico y práctico de los protagonistas directos de este enorme proyecto colectivo. Como toda política nacional, la que define los lineamientos para“la industria de Tierra del Fuego”, desde luego presenta muchas tensiones y tiene varias contradicciones acumuladas desde su mismo nacimiento. Son justamente esas que debemos desentrañar, plantear, discutir y analizar para luego proponer las soluciones colectivas más convenientes para el conjunto social de la provincia.

El ámbito del Foro tiene la intensión de exponer, escuchar e intercambiar argumentos, tratando de salir de aquellos lugares comunes a los que nos llevan la constante repetición de frases huecas, estigmatizaciones secesionistas y slogans inconducentes. Toda disputa dialéctica empieza por definir adecuadamente los términos empleados: “la inutilidad de la industria nacional”, “el subsidio con el que los contribuyentes sostienen el empleo en los armaderos fueguinos”, “la mala calidad de los productos ensamblados en la isla”, “el alto precio que pagamos los argentinos”… y muchos etcéteras. A cada una de estas mentiras o mitos, a cada estupidez que los medios nos dedican con pagada mala intención, saña y desprecio, desde el Foro venimos oponiendo argumentos, fundados en datos certeros y comprobables. Para nosotros este debate no es una banalidad, es el sentido de nuestra propia vida en Tierra del Fuego lo que está en discusión. Por eso debemos nutrirnos de todas las ideas que sean necesarias para alimentar el debate y contextualizar el tema. Seguramente hay muy buenas ideas en otras cabezas…

Por ejemplo, un medio gráfico publicó el artículo “La Argentina de los próximos diez años”, donde se analizó cuál será la economía argentina a la luz de su creciente heterogeneidad estructural al tiempo que se discutió sobre el rol de las políticas de Estado.

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Allí el economista argentino Jorge Katz, ex director de la oficina de Desarrollo Productivo en CEPAL y actual profesor de la Universidad de Chile, aporta los siguientes puntos de vistas: “Los países de América latina vienen perdiendo terreno frente a otras economías en donde el Estado cumple un papel central en la organización del capitalismo. Corea, Irlanda, Finlandia y Dinamarca son economías concertadas de mercado.

En Corea, el modelo es el de los grandes grupos corporativos, con fuerte apuesta a la creación de conocimiento e internacionalización de las exportaciones a partir de los subsidios del Estado.

En Irlanda, el capital extranjero se instaló a partir de toda clase de beneficios que dio el Estado, esencialmente a la industria farmacéutica, y ahora es un gran exportador a la comunidad europea.

Finlandia exportaba madera a la URSS y luego con el rol central del Estado inventó Nokia y se movió hacia la frontera de la digitalización. Dinamarca tiene un modelo de pymes con industrias simples como la lechería o las flores, un modelo cooperativo de pymes.”

Continúa Katz: “Los escenarios en donde el Estado cumple un rol coordinador pueden ser distintos. Pero todos manejan equilibrios de corto plazo a la par de la construcción de largo plazo. En esa lista también está Australia, Israel y Holanda. Hay infinitos modelos con armados institucionales específicos. Esto contrasta con la noción ortodoxa del modelo único”.

El profesor Katz identifica las áreas que a su juicio sostienen la economía nacional. Una, liderada por grandes corporaciones, se mueve en “la frontera del conocimiento internacional”. La segunda se enfoca en los recursos naturales: “es el viejo tema de la agroindustria, la producción de maquinaria agrícola y otros bienes como sensores, drones y software. El tránsito hacia una economía desarrollada no se va a dar por la soja sino por todos los bienes y servicios asociados”.

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La tercera área económica corresponde a la industria “compuesta por el sector transnacional que se incorporó en los 90 a las cadenas globales de valor y el sector de grandes empresas locales, que crecientemente están yendo hacia un modelo de maquila, de ensamblado de importados”. Aquí está el nudo gordiano que incomoda al modelo de nuestra industria nacional: ¿tiene sentido subsidiar a multinacionales para que vendan en Argentina sus productos más caros que en Chile? Entonces, ¿estaremos condenados a desaparecer o habrá que definir acciones correctivas e inclusivas para sobrevivir?
Por último el expositor señaló que para él también existe “una Argentina excluida: son 10 millones de personas con porcentajes altos de abandono escolar y violencia y están aisladas de las tres áreas mencionadas antes”.

En el mismo artículo Fernando Porta, de la Universidad de Quilmes, advirtió que “la mayoría de esos casos exitosos tienen componentes geopolíticos y de acceso preferencial a mercados. Hay que ver cómo nosotros construimos nuestros mercados de acceso preferencial”.

¿Qué opinaremos los fueguinos al respecto? ¿Cuál creemos que debería ser el rol de los trabajadores, de los profesionales, de los gobernantes, de los empresarios, del Estado, en el modelo industrial y económico, nacional y provincial? ¿Podremos abrir una hendija en nuestros arraigados prejuicios y reflexionar con madurez política e ideológica, en conjunto, y consensuar algún día un modelo que nos contenga a todos?

Así es, días atrás y durante los anuncios brindados en Halloween, el ministro Dujovne nos volvió a plantear la prejuiciosa y pueril dicotomía con la que el gobierno actual enfoca el abordaje del modelo económico para Tierra del Fuego: ¿celulares importados o truchas originarias?

Nosotros seguimos aquí, en el Foro Permanente para la Industria Fueguina, con la esperanza que algún día accedan a confrontar sus argumentos, pues bien podría resultar que la propuesta de ellos sea más beneficiosa para todos.

(*) Secretario de Ciencia, Tecnología y Postgrado de la UTN-Tierra del Fuego